Monday, January 02, 2006

 

Agradecimientos de fin de año...y nada más

Y este fin de año no puedo sino agradecer a las diferentes personalidades que en cierta medida, ya sea poca o mucha, influyeron en mi persona para hacerme un hombre más humano de lo que me gustaría ser. Me pongo nostálgico, pero no cariñoso, así que no esperen regalos...
- Marianita de pre-escolar, gracias a ella reconocí la gran diferencia de sexos...comenzaba una nueva era en mi vida...una era plagada de errores.
- Raquel, directora de la primaria (108 años de edad, 108 años de monarquía). A los 8 me enseño a portarme cómo alguien de 60, me hubiese gustado no quemar etapas, pero era muy dificil no verme en corbata, no Raqu?
- Nélida, vice-directora de la primaria (hermana de Raquel, 100 de edad, 100 años de monarquía)su deformada cara a causa de una parálisis facial influyó ampliamente en mi temor a los viejos. Lo tremendamente dramático era que, sin embargo, Nélida era la buena...pero ya nadie le creía, y era más odiada que Raquel. Despertó mi primer instinto asesino cuando quise empujarla por las escaleras.
- Gastón Potaz, el más alto del grado. Nunca quise ser cómo él.
- Damián ----- (rulo), el más bajo del grado. Nunca quise ser cómo el, aunque jugaba bien al futbol.
- Andrés Kosoy, el más lindo del grado. Siempre quise ser cómo él, jugaba bien a todo.
- Dr. Liuapchuk, pediatra. Mi doctor, sabio, o por lo menos sabio para lo que yo sabía a los 10. Me curó los pies planos y la desviación de la columna...me dejó preparadito para la colimba.
- Mauro, compañero a partir de 5º grado. Nos boxeamos tanto el primer día de clases que nos sentamos juntos durante el resto de la primaria.
- Miguel, chofer del micro escolar y referente único de su colonia de vacaciones. Nos dejaba hacer de todo hasta que se cansaba y nos corría para pellizcarnos el culo. No hablaba nada bien, su falta de educación era notoria...le costaba decir PADDLE. En general cuando se agachaba se le veía la raya del orto, tuve muchos problemas de comunicación gracias a esa imagen que, aún hoy, no puedo borrar.
- Carla Pimentel y Pepe el canario, luego de su episodio entendí que el débil nunca triunfa.
- Adrián, profesor de tenis. Siempre confió. Creo que mi perdición fue la suya, no pude ver que proyectaba en mi. Dejó de enseñar, dejó el tenis y se volvió gordo.
- Paula Rampellini, me enamoré de ella al pedo. Nunca le dije nada.
- Julio Perdomo, amigo de mi papá, loco. Decía que tenía encuentros con entidades de otro planeta, que podía mover cosas y que podía trasladarse de un lugar a otro con la mente. Cuando era pequeño pensaba que hablaba cosas de grandes en un lenguaje para chicos, para que yo entendiera y me exitara con lo que contaba. Cuando crecí me di cuenta que contaba cosas de chicos pero con palabras de grandes y ya jamás me exalté de nuevo.
- Florencia Perel, me enamoré de ella al pedo. Nunca le dije nada.
- Alejandro Agra, baterista de mi banda super-fiasco. Increíblemente, todo lo que emprendía fracasaba. Si el fracaso tuviera un nombre sería el de él. Poseía la habilidad de llenar cada lugar donde iba con gente de mala vida. Su último gran emprendimiento fue un kiosko en paternal; duró lo que duró la cerveza.
- El gordo exploited...no tengo nada que decir sobre él, pero me gustaba su sobrenombre.
- Dina Ergas, un affaire semi-platónico. Nunca pude enamorarme, siempre andaba vomitando o por vomitar. Me explicó que había que drogarse para no cuestionarse. Legado que, por momentos, todavía pongo en práctica.
- Jorge y sus secuaces, gracias a él entendí la diferencia entre "asunto" y "cuestión", siendo "asunto" vender drogas y "cuestión" armas.
- Spock, punk. A pesar de que nunca pudo hacernos entrar gratis a Nave Jungla, me enseñó que con jabón de gliserina se para más rápido el pelo.
- Daniel Merialdo, director de la carrera de Medios. No tengo absolutamente nada que decir sobre él, y supongo que no tendrá nada que decir sobre mi. Dudo de que me conozca. Pero debo incluirlo en la lista ya que más haya de todo debería haber sido una persona importante. Gracias por nada Daniel, para tu tranquilidad también me olvidé de tu cara.
- Mariela primera, la señora de las dagas. Me enamoré de ella, siempre le dije todo. Me dio vueltas tantas veces que perdí el color. Utilizaba su arte en las dagas para clavármelas en el corazón.


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