Tuesday, May 03, 2005

 

Charly era mi amigo pero no famoso

Desopilante e inchoerente. Casi diría vanidoso. Un pensamiento hiperquinético que se mueve veloz, intempestivo. No habían pasado más de dos horas del día y ya había meditado en matar cuatro personas, suicidarme tres veces, proyectar positivamente seis y negativamente ocho. Lo mejor, concluí... es llegar a ser alguien. Un tenista famoso, por qué no?...cómo Gastón Gaudio, pero no jugando. Mejor tirado en la cama con la Klosterboer masajeandome el hombro dolorido luego de haberle ganado a Federer. Famoso pero limpito. Y el hombro me duele solo para que me mimen...en la tele estan dando en diferido mi partido pero yo le doy la espalda. Para que no me tilden de orgulloso. En realidad me excita verme, y a la Klosterboer también. Lo usamos de incentivo a la hora de las zamarreadas. Ahora, sin embargo, no. Estoy para algo más tranka. Estoy para disfrutar mi estrellato. Y no soy número uno porqué no me da la gana, me gusta ser un tipo complicado. Me gusta andar enquilombándome la cabeza...para que después me mimen. Es sabido que a los número uno los admiran pero no los miman. Suelen tenerles tanto respeto que asusta tocarlos. Inmaculados, endiosados se transportan cómo ríspidas estatuas. Ese no es mi estilo. Aunque no lo parezca soy un necesitado de cariño. Tengo la sangre tan caliente que...no sé...se puede matear con mi sangre. Pero no es sangre gaucha. No amo mi tierra, no amo muchas cosas. Aunque si necesite cariño. Y cuando me acuesto, sueño. Y en mi sueños en general imito el real cotidiano. Una vez estuve con Charly y realmente era un asco. Tenía olor a podrido, llevaba la ropa rota y pantalones chupines. Ya no se le veía el bigote de tanta mierda que le salía por la boca. No tenía dientes y la barba a medio crecer (todo lo que podía crecerle). Estabamos en casa y me llenó el ambiente de un aroma nauseabundo. Hasta mi perro se quedó en el patio...ni él quería llevarle la pelotita para jugar. Pero que iba a hacer?...era Charly, una institución. Me lo tenía que bancar. Encima se puso a apretar con una mina, y no besaba cómo la gente común. Tampoco besaba cómo un famoso. Besaba cómo un chancho...y si nunca vieron besar a un chancho les sugiero que si tienen la posibilidad miren besar a Charly. No imagino algo más parecido. Me irritaba tanto la imagen que preferí convencerlo de ir a comprar algo de comer a la YPF. De mala gana se levantó, se subió los pantalones y por un segundo pensé que quizás lo que había visto era lo que nuca quise ver en mi vida. No aventuré ni siquiera a estimarlo por un segundo. Me dijo algo. No recuerdo que, pero me lo dijo tan cerca de la nariz que preferí borrarlo. Salimos y cuando caminabamos pensé que las cosas se iban a poner buenas. Ya no estabamos encerrados, por lo que el problema del olor estaba resuelto, y encima estaba con Charly!. La gente que pasaba algo tenía que decir. Algo tenía que pasar. Pero nadie decía nada...y nadie lo miraba. En realidad, nadie nos miraba. Y me observé por primera vez. Y por suerte yo era yo, pero mi yo estaba algo descuidado. Y...que hacía con un shorcito roto de Boca del 86?...y una musculosa blanca???... cuando se me ocurrió combinar así?. Y si. Tenía olor, y no recordaba haberme puesto desodorante. Donde lo había dejado?...había comprado?. Lo miré a Charly que torpemente se trasladaba cómo un zombi, y...claro. Era un linyera. Charly era un linyera....y yo era su compañero de linyas. Él también se fijó en mi por un par de segundos. Abrió la boca y ensayó algo parecido a una risita cómplice. No sé porqué, pero me tranquilizó corroborar que le quedaban dos dientes.


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