Tuesday, April 26, 2005

 

Divagando con mi ego

Tengo el agrado de encontrarme nuevamente conmigo mismo. En latín me enseñaron que decir "conmigo" en realidad tilda a uno de redundante. Ya esta bien con decir solamente "conmi", que de hecho es la forma correcta. Sin embargo, agregarle el "go", además del "mi" hace que uno se sienta aún más con uno mismo. Y esa es la verdad de mi milanesa. Es mi forma de vivir, vivo además de con mi, también con mi go, o sea con mi ego. Porqué yo y mi ego somos tan iguales cómo diferentes y aunque en general nos odiemos, casi siempre nos amamos. Mi psicólogo es una persona extraña, un profesional. No crucé palabra que no fuera en la terapia. No soporto estar en el ascensor con una persona que sabe tanto de mi y que ni siquiera me responda si tiene frío. Además, se sienta y me mira. Nunca empieza. Y en el ambiente esta esa responsabilidad encubierta que dice que tengo que hablar todo el tiempo. Entonces puedo estar divagando en pelotudeces durante eternos minutos sin que me interrumpa, y yo veo, siento, exijo que me quite el peso para poder salir de la mierda donde me vi envuelto...y lo único que hace él es...preguntarme sobre la boludez que acabo de decir. Y vuelvo a enterrarme. A veces se da un dialogo inteligente y mordaz, y se rie con sus bigotes de Dalí. Jamás se rie de las mismas cosas que me reiría yo. Eso no me molestaría si no fuera porqué decide esperar en esa actitud hasta obtener una respuesta satisfactoria. Y yo, entonces, incómodo tengo que sonreír hipócrita. Y eso es algo que se lo tengo que decir. Hace bastante que ya había jurado nunca más reirme por compromiso. Pero en su caso es dificil, juega de local. No tengo experiencia en terapias. Eso me muerde el alma. Él es un didáctico de la palabra. Las utiliza cómo si fueran inexpugnables, las machaca, las hiere, y no todo lo que se dice es por algo...a veces solo se dicen. Y él cree que la palabra creer solo tiene la ascepción religiosa de la fe. Y yo creo en la impulsividad, lo que me convierte en un fundamentalista del impulso. Una persona que lograría fácilmente sectorizar una masa para forma un vínculo secreto y sadomasoquista de la intempestividad. No soy así. Soy aún más liviano que eso, y aunque se lo sugerí no creo que esa parte se convierta convincente en su dictamen final, por lo que dificilmente tenga algún recuerdo. "Si me muero, creo, supongo, todo muere conmigo", dije, "tenés hijos?", respondió, "no", "por hoy es suficiente, nos vemos la semana que viene". Y me quedo con tantas cosas que decirle que cuando llega la semana que viene ya no tengo ganas de verlo. Sin embargo, cuando termina quiero que empiece de nuevo.


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